jueves, 20 de febrero de 2014

¿En qué me especializo?: la traducción para el sector turístico

Me gustaría empezar una nueva serie de entradas no consecutivas sobre las opciones profesionales de las que disponen los recién graduados en Traducción e Interpretación o aquellos que estén comenzando a dedicarse profesionalmente a la traducción. Obviamente, no puedo hablar de aquello que desconozco, así que las especialidades de la traducción que voy a tratar van a ser aquellas a las que me dedico o a las que me he dedicado en mayor o menor medida. Algunas de ellas serán menos conocidas que otras, pues mi idea es la de mostrar alternativas a las que parecen ser las opciones más habituales entre los que empiezan.

Palacio de Buckingham (Londres)
Hoy voy a hablar de una de las especialidades con mayor volumen de trabajo de traducción en la actualidad: la traducción para el sector turístico. El turismo es una de las mayores fuentes de ingresos para muchos países de todo el mundo; de hecho, hay países que viven casi exclusivamente del turismo (Seychelles, Maldivas, Mauricio, Fiyi y muchos otros países diminutos cuyo producto interior bruto procede en buena parte del turismo de lujo). No existe país en el mundo que no explote al máximo sus atractivos turísticos, por pequeños que sean: ¡incluso Corea del Norte! Esto, sumado al hecho de que los españoles somos, por regla general, una sociedad muy viajera —tendencia que se acentúa en las nuevas generaciones, desde jóvenes que recorren Europa a lo mochilero hasta parejas que deciden pasar la luna de miel en destinos exóticos—, hace que el sector de la traducción turística en España siga en alza a pesar de la crisis.

Tipos de texto y sectores involucrados

Al contrario que otras especialidades, cuya tipología textual suele ser más reducida, la traducción para el sector turístico puede incluir una amplísima variedad de tipos de texto: textos publicitarios, informativos, jurídicos o de opinión, para catálogos, libros, páginas web, folletos o carteles, entre muchos otros. Veamos algunos de estos géneros textuales:
  • Textos publicitarios. Aquí se incluyen catálogos de viajes, excursiones y cruceros, pero también folletos sobre determinados lugares de interés turístico, así como páginas web de hoteles. En resumidas cuentas, a este género textual pertenece todo aquello susceptible de ser «vendido».
  • Textos descriptivos e informativos. Pueden tener cierta similitud con los textos publicitarios, pero la diferencia es que, en este caso, se ofrece un punto de vista imparcial. Mientras que en los textos publicitarios se reflejan las bondades de un lugar determinado, con el objetivo de hacerlo más atractivo al posible comprador, este este tipo de textos descriptivos lo que prima es informar al lector acerca de un lugar determinado. Este género es el habitual en guías de viaje, que están editadas por organismos (habitualmente) imparciales.
  • Textos jurídicos. ¿Qué? ¡Yo que me he decidido por la traducción turística para huir de la jurídica y me encuentro con esto! Pues lamento informarte de que la traducción jurídica está en todas partes, hasta en el ámbito del turismo. Lo más probable es que el cliente, en caso de que sea una agencia, asigne este tipo de textos a alguien especializado, pero nunca viene de más saber con qué se puede encontrar uno en caso de que un cliente directo le encargue, por ejemplo, la traducción de la página web de una agencia de viajes. En ella, como en toda página web en la que se vende un producto, no faltarán políticas de protección de datos y términos y condiciones de uso, además de cláusulas de exención de responsabilidad y otros textos jurídicos propios de un servicio turístico.
  • Textos de opinión. En portales turísticos se suelen encontrar opiniones de clientes que han visitado un determinado lugar o que han hecho uso de un servicio. También existen blogs y páginas web especializados en los que críticos profesionales escriben artículos acerca de su experiencia en una ciudad, un restaurante o un hotel. Cada vez se solicita más la traducción de este tipo de textos, que destacan por un carácter menos formal que el de los textos descriptivos.
Diwali o festival de las luces (India)
Además, a pesar de ser considerada una especialidad homogénea, no se debería hablar de sector turístico, sino de sectores, algunos de ellos bastante especializados. Los que nos dedicamos a la traducción turística solemos enfrentarnos a distintos tipos de contenidos que exigen conocimientos específicos. Por ejemplo:
  • Hoteles. Es habituales que los hoteles deseen traducir, por ejemplo, su página web para atraer a turistas extranjeros. Además, los hoteles de mayor lujo o las cadenas hoteleras también desearán, en muchos casos, traducir otro tipo de documentos, como folletos, la carta del servicio de habitaciones o catálogos de sus productos o servicios.
  • Cruceros. A medio camino entre un medio de transporte y un alojamiento, la traducción para cruceros y alquiler de barcos cuenta con mucha terminología específica de la navegación.
  • Aviación. Aquí no solo entra en juego la terminología propia del turismo, sino que, en la mayoría de las ocasiones, los traductores deberán tener amplios conocimientos en traducción técnica, preferiblemente del ámbito de la aeronáutica. Es habitual que los traductores que traducen para aerolíneas, instalaciones aeroportuarias, etc. se dediquen de forma casi exclusiva a la traducción para el sector aeronáutico, pues es un ámbito muy especializado.
  • Restaurantes. Los traductores nos lo pasamos pipa cuando vamos a restaurantes y somos testigos de las aberraciones en las cartas. Para evitar estos desastres, algunos restaurantes mandan a traducir su carta a traductores nativos. Es poco habitual, pero sucede, os lo prometo, en especial en caso de restaurantes de mayor nivel y, sobre todo, en restaurantes de hoteles. Pero también existen críticas de restaurantes, artículos en páginas web especializadas, revistas gastronómicas, etc.
  • Destinos turísticos. Y, por último, en lo que todo el mundo piensa cuando se habla de traducción turística, aunque puede que sea la opción que menos mercado tiene. Hablamos de guías de viaje, pero también de todo tipo de documentos de las distintas oficinas de turismo de una ciudad o un país. Y, sí, os confirmo las sospechas: es el ámbito más divertido de todos.
Dificultades en la traducción para el sector turístico

En este ámbito de la traducción, nos encontramos con dos tipos de dificultades lingüísticas principales: la terminología propia del sector y la traducción de elementos culturales.

La catedral de San Basilio (Moscú)
Hace un par de meses ya hablé en el blog acerca de la traducción de elementos culturales en distintos ámbitos y, dentro del apartado de la traducción publicitaria, nombré de refilón un par de casos relacionados con el turismo. Y es que la traducción de estos elementos siempre da lugar a problemas, consultas y un sinfín de opiniones que varían de traductor a traductor. En el caso del sector turístico, los problemas con los elementos culturales surgen en el momento en que el texto original se redacta teniendo en mente a los posibles lectores de ese país y esa cultura, familiarizados con estos elementos culturales, mientras que los extranjeros los desconocerán. Sin embargo, es posible que también se dé el caso inverso: imaginaos una guía de viajes escrita por un autor extranjero y que trate sobre España; en ella, el autor explicará elementos de la cultura, geografía o gastronomía españolas ya conocidos por todos nosotros pero no así por los lectores de cualquier otro país. A continuación, voy a tratar algunos ejemplos de elementos culturales en textos turísticos y su posible traducción.
  • Topónimos. Cuando hablamos de países, todos tenemos claro cuál es su denominación en español; sin embargo, en el caso de las ciudades no es tan fácil. Muchos topónimos extranjeros tienen una versión española (o «españolizada», como Shanghái), en especial en aquellos países que históricamente han tenido más relación con España. Por ejemplo, casi todas las ciudades de cierta importancia de países como Francia, Italia, Alemania o Bélgica tienen una versión española de su nombre, pero no se puede decir lo mismo con las ciudades de Tailandia o de Nueva Zelanda. Sin embargo, algunos de estos topónimos que nacieron otrora se han quedado obsoletos en la actualidad, como Tolosa para Toulouse o Maguncia para Mainz. En estos casos, hay que optar por reflejar el uso en el español actual. Tampoco se va a enfadar la RAE si ponemos Frankfurt en lugar de Fráncfort de Meno, ¿o sí?
  • Nombres de edificios, monumentos y calles. Generalmente, los nombres de los edificios y los monumentos se suelen traducir para facilitar su comprensión: ayuntamiento, Palacio Real, Palacio de la Ópera, iglesia de San Nicolás, Torre de Londres, abadía de Westminster, etc. Generalmente lo que se está traduciendo es el nombre del edificio en sí, el nombre común: Buckingham Palace pasa a ser el Palacio de Buckingham. En el caso de las iglesias que llevan nombres de santo, los susodichos también se traducen: es la catedral de San Pablo, no la catedral de Saint Paul. Aunque siempre existen excepciones avaladas por el uso, como la catedral de Notre Dame en vez de la catedral de Nuestra Señora. En cualquiera de los casos, en guías turísticas y documentos del estilo, al nombre español suele acompañarlo, entre paréntesis, el nombre en la lengua original, habitualmente por motivos prácticos (al fin y al cabo, los carteles en Alemania van a estar en alemán). Al hilo de este último apunte, los nombres de las calles y las plazas siempre se dejan en la lengua original, excepto en el caso de que ese lugar en cuestión sea además un monumento con traducción acuñada en español, como la Plaza Roja de Moscú (en cuyo caso, Plaza también se escribiría en mayúsculas, por considerarse el nombre de monumento).
  • Festividades. Los nombres de fiestas y festivales solo se traducen si existe una traducción acuñada en español, algo que suele suceder sobre todo en las festividades religiosas de países de tradición cristiana. En los demás casos, se dejan sin traducir (Oktoberfest) o se añade una aclaración o traducción a continuación (Diwali o festival de las luces).
    Exquisito fish and chips, de la reputada cocina británica
  • Gastronomía. Este es siempre uno de los puntos más complicados, ya que la gastronomía es uno de los mayores exponentes de la cultura de la mayoría de los países del mundo. En caso de que exista una traducción acuñada o «acuñable», como en pato a la pequinesa o salsa boloñesa, la respetaremos, aunque, de nuevo, muchas veces irá acompañado de su denominación original. En caso de que no exista traducción y el nombre del plato sea descriptivo (por ejemplo, fish and chips o kartoffelsalat), acompañaremos el nombre original del plato de una traducción al español. En caso contrario (y siempre que el cliente lo permita y no existan restricciones de espacio), nunca viene mal describir brevemente el plato en cuestión (para que el lector sepa lo que se va a llevar a la boca, más que nada). Por supuesto, todo esto depende del fin de nuestra traducción y del público objetivo: si nuestra traducción va dirigida a los españoles que llevan años viviendo en Londres, probablemente sea inútil explicarles en qué consisten las delicias de la cocina inglesa.
  • Hechos históricos, políticos, etc. Al igual que en el caso de la gastronomía, los habitantes de un país conocen hechos históricos, políticos y geográficos que los extranjeros normalmente desconocerán. Si en una traducción se habla de un acontecimiento histórico o de un personaje notable que es necesario conocer ligeramente para comprender el texto, deberemos adaptar nuestra traducción y poner en contexto al lector extranjero. En el caso contrario, por ejemplo, si un autor extranjero ha escrito una guía de viajes sobre España y explica hechos históricos o habla de personajes notables de sobra conocidos por los lectores españoles (o, por ejemplo, habla de ellos desde el punto de vista de su país), habrá que adaptar ese texto igualmente, pero a la inversa, eliminando información que no sea necesaria en nuestra traducción.
Hasta aquí esta pequeña (aunque no lo parezca, por la extensión del texto) introducción al sector de la traducción turística, un ámbito bastante infravalorado pero mucho más complicado de lo que algunos creen. Es un sector apasionante para cualquiera al que le interese ya no solo el turismo en sí, sino también la historia, la arquitectura, el arte y la gastronomía. Si echáis en falta algo o deseáis que amplíe información sobre algo en concreto, no dudéis en dejar un comentario.